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Dr. Lucas Echandía, aeromodelista, constructor de aviones y piloto

03/07/2020

El profesional comparte detalles de su pasión por los aviones. Explica que gracias al aeromodelismo desarrolló habilidades motrices finas que en su labor odontológica le han simplificado muchos procesos

El Dr. Lucas Echandía es odontólogo recibido en la Universidad Católica de Córdoba (UCC). Complementa su actividad profesional con una gran pasión, es constructor de aeronaves experimentales y, también, piloto privado de avión y planeadores.

Comparte el ejercicio de su actividad profesional entre la práctica privada, junto a su esposa Natalia Meloni, y la docencia como profesor asistente de la cátedra de Clínica de Prótesis II de la UCC y del área de posgra dos en instituciones como la Asociación Odontológica de Córdoba, el Círculo Odontológico Santiagueño, el Círculo Odontológico de San Francisco y Zona, la Fundación Prodonoa en Tucumán. Además, de presentaciones en jornadas de actualización y congresos nacionales e internacionales.

Un hobby de alto vuelo

Nacido en Río Cuarto, Córdoba, allí se inició en aeromodelismo con su padre y su hermano. Luego, cursó algunos años en un colegio técnico con orientación en aeronáutica. “Cuando vine a estudiar odontología a Córdoba, mi tío Julio Asnal me propuso la construcción de un avión a escala real. No tenía los medios, ni los conocimientos, pero sí mucho entusiasmo. Me prestó planos para hacer un planeador y mi primer radiocontrol para aeromodelismo cuando yo tenía 12 años”, cuenta el Dr. Echandía.

“Mi tío fue piloto y estuvo vinculado al ámbito aeronáutico. Fue la persona que me enseñó el oficio. Trabajamos en el avión los viernes de todas las semanas, me las arreglaba para no cursar ese día; una vez recibido, no atendía los viernes porque íbamos al taller a trabajar”, agrega Echandía.

La construcción del aeroplano llevó aproximadamente 7 años. “Si se cuenta con todos los materiales a disposición, se puede demorar más o menos un año; pero nosotros teníamos que capacitarnos a cada paso y conseguir los materiales, y solo trabajábamos los viernes. Tuvimos que aprender a soldar, entelar, pintar, un poco de electricidad, mecánica y siempre encontrábamos a alguien que sabía mucho con ganas de enseñarnos”, explica (ver recuadro Construir un avión, un trabajo en equipo).

Luego de esta experiencia, el profesional estudió la carrera de piloto de planeadores, y posteriormente, la de piloto privado. La actividad le brindó muchas satisfacciones: “Desde compartir con mi familia -Natalia, mi esposa, y yo éramos novios cuando empecé con el armado del avión-, tomar mates en el taller con mi tío Julio, hasta mi primer vuelo solo o cuando llevé a volar a mi hija”, enumera conmovido.

Relación con el ejercicio odontológico

El profesional vive su pasión por los aviones como un cable a tierra. “El aeromodelismo desarrolla habilidades motrices finas y permite ser muy detallista, aspectos que en odontología te simplifican muchas cosas. Al mismo tiempo, la construcción de un avión en numerosas ocasiones te obliga a buscar soluciones no convencionales, y ese es un ejercicio muy interesante”, expresa.

Pero como piloto, la principal relación con su actividad profesional es la disciplina para mantener los protocolos y los procedimientos. Sin embargo, en cuanto a la administración de tiempos, reconoce: “Cada vez trabajamos más y le robamos horas a nuestra familia y a las cosas que nos hacen bien. Me gusta mucho mi trabajo pero es común que quienes nos dedicamos a la docencia no sepamos separar los tiempos ni asignarlos de manera correcta. La cuarentena, de alguna manera, me permitió mirar desde otra perspectiva y reorganizar las prioridades, pasar más tiempo en familia y disfrutar lo que me gusta”, subraya el Dr. Lucas Echandía.

Construir un avión, un trabajo en equipo

El área de aviación experimental de la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad (DNA) es donde se evalúa en diferentes etapas la construcción de un avión, y luego, se lo habilita para volar. “Yo construí el avión junto a mi tío con la ayuda de muchas personas como Juan Iglesias, Carlos Durbano, Rolo Bazán, Alberto Papini y otros que nos brindaron su amistad, conocimientos, herramientas y muchas cosas más en el camino. Desde la DNA nos orientaron en cada proceso y en las fases finales previas al vuelo de prueba”.

Próximos proyectos

El Dr. Echandía aclara que en algún momento le gustaría cursar la carrera de piloto comercial para desarrollar la actividad de manera profesional. Y no deja pasar la oportunidad para decirle a todos aquellos a los que les interese volar que no duden en acercarse a algún aeroclub. “Es muy importante agradecer la posibilidad de hacer lo que me gusta y compartirlo con amigos y familia, quienes me brindan su apoyo”, concluye.

Construir un avión, un trabajo en equipo

El área de aviación experimental de la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad (DNA) es donde se evalúa en diferentes etapas la construcción de un avión, y luego, se lo habilita para volar. “Yo construí el avión junto a mi tío con la ayuda de muchas personas como Juan Iglesias, Carlos Durbano, Rolo Bazán, Alberto Papini y otros que nos brindaron su amistad, conocimientos, herramientas y muchas cosas más en el camino. Desde la DNA nos orientaron en cada proceso y en las fases finales previas al vuelo de prueba”.

 

 

 

 

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