El estudio histórico, crítico y sociológico del papel de la mujer en las ciencias se ha vuelto una disciplina académica de por sí. Aunque los roles de género estaban muy definidos en todas las épocas, desde la más remota antigüedad, la mujer ha dado pruebas de su disposición y preparación para ejercer la odontología en paridad de condiciones con sus colegas varones.
Como señalan los historiadores: “Se puede afirmar que desde hace más de 3.000 años abundan las menciones sobre algunos tipos de odontología llevada a cabo por las hechiceras, magas, hadas, sacerdotisas. La maga Medea y las diosas griegas Panacea e Higea, invocadas en el Juramento Hipocrático (460 AC), tanto como las llamadas curanderas del medioevo, representan algunas de las menciones a lo largo del siglo XII”.
Hasta el siglo XIX las mujeres permanecían excluidas de una educación científica formal, pero lentamente empezaron a admitirse en sociedades educativas de menor nivel. Recién en la última parte del siglo XIX, se observa un crecimiento en las oportunidades de formación para las mujeres.
Marie Curie (1867-1934), científica polaca naturalizada francesa y pionera en el campo de la radioactividad, fue la primera mujer en recibir un Premio Nobel, la primera persona en obtener dos Premios Nobel en distintas especialidades -física y química- y la primera mujer en ocupar el puesto de profesora en la Universidad de París.
De las cuarenta mujeres que se hicieron acreedoras de un Premio Nobel entre 1901 y 2010, tan solo diecisiete de ellas lo recibieron en un ámbito científico (física, química, filosofía y medicina).
En el campo de nuestra especialidad -la odontología-, la constancia oficial de la presencia de la primera dentista en Argentina procedió de la Escuela de Medicina de Córdoba y correspondió a Celina F. de Duval, francesa de 37 años, quien en julio de 1888 revalidó un diploma otorgado por la Escuela de Montevideo.
La segunda dentista de la que hay registra fue Ángela Zuluaga de Bourouconas, que en febrero de 1889 solicitó al decano de la Facultad de Medicina autorización para rendir examen en condición de libre. Acompañó su pedido con un certificado del Dr. Teodoro Álvarez de las “lecciones recibidas de la anatomía relacionada con la profesión”, quien también dio fe del aprendizaje realizado con su esposo J. Bourouconas, dentista de Buenos Aires.
Como sucediera algunos años atrás con el magisterio, la mujer porteña fue abandonando los estereotipos que afrontan las niñas desde edades muy tempranas y se animó a ingresar a las universidades y a ejercer las profesiones liberales. A finales de 1889, Cecilia Grierson completa sus estudios de medicina y pocos años más tarde lo hará Rosa Pawlosky.
En marzo de 1892, después de la instalación de la Escuela de Odontología, egresó con estudios regulares supuesta la primera odontóloga. Fanny Blitz afirmó reiteradamente ser la “primera dentista diplomada”. El diario La Nación de 1899 y 1900 difundió estos avisos: “Dentista, Señorita Fanny Blitz, primera dentista diplomada en la Facultad de Medicina de Bs. As. Consultorio para señoras y niñas. Buen Orden 88” y “Clínica odontológica del Dr. José Blitz, médico-dentista y su hija Fanny Blitz, primera dentista recibida en la Facultad de Medicina de Bs. As.”.
Sin embargo, de acuerdo al libro de exámenes de esta facultad, corresponde el mérito de ser la primera mujer habilitada a Cidanelia R. González. Era argentina y se inscribió en 1892, a los 16 años de edad, “con certificado de buena conducta, de buena constitución y haber sido vacunada”. Aprobó con una buena nota el examen general el 3 de noviembre de 1896. De la vida de Cianella se encuentra otro rastro 26 años más tarde: casada ya con Francisco Garrillo, tesorero y vocal del Circulo Odontológico Argentino de 1910 al 1913.
Fanny Blitz fue, entonces, la segunda egresada que aprobó su examen veintiún días más tarde que Cidanelia. De nacionalidad rusa, comenzó a estudiar odontología a los 17 años. El padre, médico en ese entonces del Departamento Unión de la Provincia de Córdoba, debió autorizar su solicitud. Fanny fue una buena alumna que superó la etapa final el 24 de noviembre de 1896.
Las hermanas Petcoche figuran entre las primeras inscriptas a la carrera en 1892. El padre de Petrona y Josefina, Juan P. Petcoche, también se anotó con el fin de acompañarlas. Era un francés de 43 años que había probado en 1891 ser examinado en su profesión de masajista, título que le fue denegado por no figurar en el currículum universitario. Juan y Petrona terminaron la carrera en 1899 y tres meses más tarde lo hizo Josefina. Ese mismo año comenzó con la carrera Juan Tulio Petcoche, quien será uno de los primeros dentistas instalados en el Barrio de Flores.
Al nacer el siglo XX, las primeras promociones de dentistas muestran la participación femenina: en 1900 egresaron sobre quince odontólogos, cinco mujeres: Catalina Croce, Leontina Noel, Camila B. de Colombo, Amelia Paglieri y Maria Mautke. En 1901 sobre doce varones, cuatro mujeres: Antonia Arroyo, Leonilda Menedier, Catalina Marini y Sara Justo. Ya en 1902 egresaron trece profesiones de los cuales cuatro fueron mujeres: Josefina Mendoza, Luisa Canseco, Magdalena Sozzani y María Serrá.
Lentamente se percibía un aumento del alumnado femenino a pesar de las nuevas exigencias: el bachillerato y el examen de ingreso. En 1915 fueron treinta y uno los egresados de los cuales diez fueron mujeres. Así la odontología fue transformándose en una profesión femenina, un fenómeno mundial, como se observa en muchos países europeos.
Por una iniciativa del delegado de la Facultad de Ciencias Médicas ante a el Consejo Superior Universitario, en 1917, el Dr. Ángel Centeno logró que en la colación de grado se otorgara la medalla de oro al mejor exalumno de odontología -similar al premio de la Facultad de Medicina - y el diploma de honor a los subsiguientes mejores promedios de cada año. En 1918 fueron diplomas de honor tres mujeres: Aminta Vila, Plácida Nájera y Rosa Semino. En 1942, Elsa Clotilde Arghenti fue la primera medalla de oro femenina en odontología, e inició una secuencia de trece medallas de oro y cuarenta y cuatro diplomas de honor para mujeres en el lapso 1952 a 1964.
El ejemplo de la universidad porteña fue seguido en otras universidades, en 1917 la de Córdoba y en 1921 la del Litoral. La primera egresada de la Universidad de Córdoba fue Ana María Corominas y la segunda María Giménez del Valle. En la Escuela de Odontología de Rosario el mérito original fue para Iselda Abadie.
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