Además de odontóloga y docente universitaria, la Dra. Claudia Carey se desempeña como educadora scout, lo que le permitió abarcar diferentes espacios socioculturales y le brindó herramientas para lograr una comunicación más efectiva en su trabajo asistencial
Egresada de la Facultad de Odontología de la UBA y docente de música en Educación Especial, la Dra. Claudia Carey ejerció ambas profesiones en simultáneo hasta el 2017 cuando dejó esta actividad educativa, luego de treinta años, para cumplir una asignatura pendiente: la enseñanza universitaria.
Hoy, Carey se desempeña como docente adjunta de Introducción a la Odontología y en el Departamento de Extensión Universitaria Actividad Extramuros de la Cátedra Integral Niños y Adolescentes de USAL-AOA.
En 1999 se incorporó al voluntariado del Departamento de Educación para la Salud (DES) de la Federación Odontológica de la Provincia de Buenos Aires (FOPBA), en un programa llamado Salud bucal para el año 2000. En este mismo sentido, su tiempo libre lo dedica a ser educadora scout como adulta voluntaria de Scouts de Argentina, una organización sin fines de lucro que ofrece una propuesta de educación no formal destinada a niños, niñas y jóvenes de entre 5 y 21 años con el fin de contribuir a la construcción de un mundo mejor y a dar cumplimiento a la misión del movimiento scout para transformar la realidad. “El trabajo de capacitación y el scoutismo me llevaron a conocer distintas realidades de la odontología fuera del sillón odontológico”, afirma la Dra. Carey.
Su acercamiento al scoutismo
La Dra. Carey explica que se incorporó al scoutismo en su ciudad natal, Rafael Calzada (Almirante Brown, provincia de Buenos Aires). “En esos tiempos la vida social del pueblo consistía en la escuela, el club y la parroquia con los scouts y otros grupos juveniles; esa era toda la oferta. A mi hermano menor le atraían las actividades que realizaban los scouts: los juegos, la vida en la naturaleza y los servicios a la comunidad, y se sumó. Un día me animé yo y me inscribí, pero como era un grupo solo integrado por varones podía ingresar únicamente como educadora de los más pequeños. Allí comenzó mi vida en los scouts”.
Desde los 16 años forma parte de este movimiento: “Siempre fui educadora de diferentes rangos etarios y con distintos grados de responsabilidad, según las tareas asignadas en la organización en los respectivos niveles asociativos. Hasta hoy colaboro en el grupo scouts de mi ciudad natal”.
La esencia del movimiento scout
A partir de un sistema de educación no formal, el scoutismo potencia las capacidades de las personas, ofrece espacios donde niños, niñas y jóvenes encuentran la posibilidad de enriquecerse en el intercambio comunitario con sus pares. “Nos reunimos semanalmente los sábados a la tarde. Allí, se proponen actividades al aire libre con fines educativos que dan lugar a la diversión. En el ámbito nacional, trabajo en la capacitación a otros educadores, que es permanente para responder a los desafíos de los cambiantes contextos socioculturales. La formación es tanto fuera como dentro del ámbito scout. Se establecen redes con otras organizaciones que se ocupan de la niñez y adolescencia en el ámbito nacional e internacional. Ser educadora scout me permite conocer la realidad de diferentes espacios socioculturales y me brinda herramientas para lograr una comunicación efectiva al momento de comunicarme con el otro”, enfatiza la Dra. Carey.
El scoutismo y el ejercicio odontológico
El ámbito odontológico atravesó ampliamente la actividad scout de la Dra. Carey de dos formas: primero, en la formación de educadores de otros grupos scouts de todo el país como agentes multiplicadores. “En 2014 junto a la Dra. Liliana Calcagno, también scout, hicimos fuerte énfasis en el tema de los traumatismos y cómo actuar ante esta urgencia. Lo que más nos sorprendió fue la repercusión que tuvo esta actividad, ya que rompimos con un mito: el odontólogo solo enseña a cepillar”, describe.
En segundo lugar, las disertaciones sobre salud bucal. “Los jóvenes del grupo realizaban un proyecto solidario en un hogar de día y surgió la idea de dar una charla. Entonces, les propuse capacitarse como agentes multiplicadores con la colaboración de la Dra. Noemí Bouzo de Niño, y asumir ellos mismos este desafío”.
Con el tiempo, esa propuesta se convirtió en un proyecto más abarcativo, que interesó a las autoridades nacionales de Scouts Argentina. “Los adolescentes siguieron capacitándose y desarrollaron diferentes herramientas y estrategias para la comunicación de la salud bucal siempre acompañados por educadores y profesionales, como la Dra. Mónica Rinetti y Maira Junquera, quienes se sumaron a las Dras. Calcagno y Bouzo”. Así surgió Juntos por una Boca Sana en el marco de un programa nacional de la organización denominado Scouts por la vida (ver recuadro). Cabe destacar que la profesional comparte esta actividad con su esposo Walter y su hija Carla, que la acompañan y la sostienen ante cada reto que se le presenta. “Las nuevas iniciativas están siempre atravesadas por el involucramiento comunitario, que incluye a la odontología, pero también a la salud en general”, relata la odontóloga scout, Dra. Claudia Carey.
Una iniciativa scout a nivel nacional
El proyecto Juntos por una Boca Sana realiza campañas de concientización, sensibilización y prevención sobre temas como la donación de sangre y órganos, celiaquía, diabetes, obesidad, entre otros temas, y lleva adelante iniciativas replicables en todo el país. “La salud bucal está tomada en cuenta como parte del bienestar y cuidado de las personas. Se partió de esta premisa y se transformó en una propuesta de jóvenes para jóvenes donde prevalece la simetría comunicacional acompañada por el profesional, en donde todos comparten saberes”, expresa la Dra. Claudia Carey.
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