Luego de la pandemia, en 2021, la colega inició este nuevo proyecto: “Quería realizar alguna actividad en conjunto con mi hija adolescente, a las dos nos gustan las manualidades y somos habilidosas con las manos. Por iniciativa de ella, que tenía curiosidad por la práctica de la alfarería, iniciamos nuestro camino en la cerámica”. Hay un hecho que la Dra. Morales Bonil menciona con asombro: “Hay un detalle que no es menor y es anecdótico. Mi abuelo materno era alfarero de oficio y con ello se ganaba la vida, pero mi hija desconocía esto hasta el momento en que propuso estudiar alfarería y cerámica”.
Manos a la obra
Para emprender esta tarea tuvieron que sortear varios escollos: en Mendoza no es fácil encontrar profesoras de alfarería, y a eso se le sumó que su hija es diestra mientras que ella es zurda, lo que implicó la necesidad de contar con un torno de giro invertido, o en su defecto dos tornos. “La búsqueda de profesores se hizo larga e infructuosa, comenzamos a tomar clases semanales durante un año con una profesora en modelado
de cerámica. Esta primera experiencia nos permitió aprender las diferentes técnicas y también la forma de decorar las piezas tanto con engobes como esmaltando. En su taller nos bizcochaba y cocinaba nuestras creaciones”, comparte.
Sin embargo, madre e hija cada vez se fueron entusiasmando más y comenzaron a comprar herramientas,
instrumental, materiales y hasta tomaron algunos cursos virtuales con el propósito y el interés de avanzar más allá de lo que aprendían en cada clase. “Seguimos con nuestra búsqueda incansable, hasta que por fin nos recomendaron una profesora de alfarería que tiene
dos tornos, uno para diestros y otro para zurdos, pasamos a tomar clases semanales de alfarería, y desde ese momento nos enamoramos mucho más de trabajar con masas de arcillas”, explica la Dra. Morales Bonil.
Fue un proyecto hecho realidad, ya que en el transcurso de estos años, ambas lograron concretar el sueño de tener su propio taller donde los fines de semana crean sus objetos cerámicos.
Relación con el ejercicio odontológico
En relación a los aportes de esta actividad a su vida profesional, la colega destaca que descubrir este hobby fue muy enriquecedor: “Logro canalizar todo el estrés laboral y recuperar energías para comenzar contenta una nueva semana”, suma.
Entre los caminos de la odontología y la cerámica, la Dra. Morales Bonil logró cruzar intereses: “Tuve la suerte de poder realizar unas hojas de parra como souvenirs para los colegas que formaron parte del encuentro de la Comisión Nacional de Prevención (CNP) que se llevó a cabo en el marco del Primer Congreso Odontológico Argentino organizado en agosto del año pasado por la Federación Odontológica de Mendoza (FOM)".